“En el mundo de los negocios no fallamos del todo, sino que aprendemos cómo no hacer las cosas”
Consuelo Verdú es consultora, profesora de innovación y estrategia, es una de las voces especialistas en la implementación de metodologías ágiles para el emprendimiento. En la gala de entrega de los Premios Emprendedores 2021 de la Fundación Fyde CajaCanarias, Consuelo Verdú nos mostró la hoja de ruta para que una persona emprendedora pueda afrontar con éxito un proyecto empresarial. Hoy la hemos invitado a este espacio para ahondar en ese espíritu emprendedor y en lo que supone el compromiso de emprender.
Entrevista realizada por Rocío Celis, periodista y socióloga.
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¿Es lo mismo emprender un proyecto y emprender un proyecto de negocio?
Son dos conceptos diferentes. Emprender un proyecto es llevar a cabo una iniciativa personal o profesional y esto implica desarrollar un plan de acción para acabar en un objetivo determinado. Pero emprender un proyecto de negocio significa pasar de la idea a la acción, considerar cómo puedes monetizar esa idea, ser capaz de comercializarla y que las personas estén dispuestas a pagar por ello. Este segundo enfoque requiere una mayor inversión de horas y esfuerzo porque -para no perder tiempo y dinero- se trata de averiguar si tiene cabida esta idea de negocio y puede ser sostenible en el tiempo, es decir, validarla realmente con el mercado.
Usted destaca la necesidad de tener “mentalidad de aprendizaje”. ¿Cómo la describe?
Es una forma de pensar y de actuar. Se trata de pensar en grande, con una actitud positiva y abierta ante los retos, que nos permita asumir posibles fracasos que no son tal, sino oportunidades de aprendizaje y mejora. No siempre vamos a tener la posibilidad de acertar desde el principio. Nos enfrentamos a la incertidumbre y a construir cosas sin experiencia previa, con lo cual necesitamos tener esta mentalidad de aprendizaje -yo la llamo ‘caja de cerillas’- que es tener herramientas para ir aprendiendo continuamente. ¿Qué ocurre si hemos fallado? En el mundo de los negocios esta mentalidad significa que no hemos fallado del todo, sino que hemos aprendido cómo no hacer las cosas. Es una carrera de fondo, se trata de ir encendiendo ‘cerillas’ para ver qué cosas funcionan y qué cosas no funcionan en ese aprendizaje personal.
¿Y cuánto tiempo se puede estar validando un proyecto? ¿Los intentos tienen un límite?
Siempre le digo a las personas que se pongan una fecha límite. Esta mañana he tenido una tutoría con una persona que lleva cuatro años con su proyecto y le he dicho que se ponga un límite de tres meses y que en ese tiempo realice las pruebas, las experimentaciones. A veces llegamos mucho antes de que el mercado lo permita o bien estamos intentando solucionar algo que ya está hecho. Muchas veces tenemos el ‘sesgo de los costes hundidos’, esto es pensar “ya que estamos, seguimos adelante”. Pero quizás es el momento de parar y decir “no, no tenemos que seguir por aquí”. Los intentos tienen un límite y cada uno de nosotros nos los tenemos que poner.
¿Te puedes equivocar sin gastar dinero?
La filosofía que subyace a Lean Startup -la metodología que enseño- es ser capaces de aprender haciendo experimentos sin gastarte mucho dinero. La buena noticia es que hay un montón de herramientas que nos permiten aprender sin, efectivamente, hacer mucho gasto.
“Hay que entender cómo conceptualizar una chispa creativa y luego, validarla en la realidad”
¿Cómo se pasa de una chispa creativa a una realidad palpable?
La chispa creativa surge de donde surgen las ideas. Tenemos proyectos que nacen de nuestro hobby o de un problema que queremos resolver y a partir de ahí tenemos que ver cómo hacer la experimentación: cómo ser capaces de pensar que tu cliente es quien tú crees que es, que la propuesta de valor es la que tú piensas que es, que el modelo de negocio es el que tú has planteado. Fíjate que lo interesante es que todo son hipótesis, son formas de pensar que hay que contrastar con la realidad a través de los experimentos. En el caso de que no aciertes -y enlazo con la pregunta anterior-, hay que ver cómo ser capaces de aprender y corregir en el momento. Convertir una chispa creativa en una realidad pasa por entender cómo puedes conceptualizarla y luego, validarla en la realidad.
¿Qué busca un financiador para respaldar un proyecto de negocio?
Lo más importante no es pensar solamente en la idea, sino en quién está detrás, quiénes son las personas que apoyan el proyecto. Creo que muchos de los financiadores no solo se fijan en la idea o en que esta les guste, sino en el poder y la perseverancia de las personas que están detrás.
¿Cuáles son los errores más comunes a la hora de emprender?
Hay un sesgo llamado ‘sesgo de confirmación’ sobre nuestras propias mentiras. Los emprendedores pensamos que tenemos razón y este sesgo es el primero que tenemos que acotar por medio de la experimentación. Hay otros errores, por ejemplo, no investigar, no planificar adecuadamente, no tener en cuenta los costes asociados al proyecto -esto supone contabilizar también tu tiempo para poner el precio final-o no contar con el apoyo de otros profesionales. Además, tenemos que ser flexibles y adaptables a los cambios que van a ocurrir.
Tiempos de cambios acelerados además por la pandemia ¿no?
Por supuesto. Esto lejos de ser un obstáculo, posiblemente es una nueva oportunidad.
¿Y qué ha cambiado en el mercado?
Por ejemplo, han cambiado hábitos. Lo digo por mí, antes siempre estaba cogiendo aviones, trenes…, me pasaba la vida en la movilidad. Ahora me paso la vida en mi despacho. ¿Qué hemos aprendido? A utilizar nuevas herramientas tecnológicas -Mural o Miro, que son herramientas colaborativas- y que nos han ayudado a hacer formaciones híbridas -presencial y online-. Hay que pensar qué hábitos han cambiado en los clientes para retomar la propuesta de valor y que esto, lejos de ser un hándicap, sea una nueva oportunidad.
“Hablar de casos de éxito muchas veces frustra a la gente. De los fracasos también aprendemos.”
En el ámbito del emprendimiento se suelen compartir casos de éxito y sabemos menos de los proyectos fracasados…
En una de las clases que imparto no hablamos de éxitos, sino de fracasos. Hablar de casos de éxito muchas veces frustra a la gente. Elon Musk, que tiene tanto éxito con Tesla (automóviles eléctricos) y con SpaceX (transporte aeroespacial), ha participado en más de 200 proyectos que resultaron ser un fracaso. En el caso de Amazon lo que subyace es la mentalidad de aprendizaje. Al año, esta compañía lanza más de 500 proyectos y al final ven la luz 2 o 3. En el fondo, lo positivo es que de los fracasos también aprendemos.
¿Qué otras capacidades hay que tener para emprender un negocio?
Ser resiliente, creativo, innovador. La capacidad de levantarte por la mañana pensando que puedes hacer cosas nuevas. Rodearte de un buen equipo de personas, ser perseverante, no rendirte. Tener un buen sentido de la organización, de la planificación. Hay un libro que me apasiona y recomiendo que se titula La magia de pensar en grande, y que resume tres ideas. La primera, verbalizar: “yo puedo hacerlo”. La segunda, tener la actitud de la que hablábamos, la perseverancia. Y la tercera es “cero excusitis”, la responsabilidad depende de mí, no de otro.
¿El emprendimiento es para todo el mundo?
No. No lo es porque es una actitud y una forma de pensar. Yo suelo decir que más vale pedir perdón que pedir permiso. Tienes que tener esa osadía de probar cosas. La mentalidad de innovar y emprender tiene que ver con el riesgo, con probar cosas diferentes.
¿Emprender en soledad o en compañía?
Emprender en soledad, de manera autónoma, es muy duro. No tienes formas de contrastar tu opinión, tus decisiones. Si algo me ayudó a mí cuando empecé este camino de emprendimiento fue rodearme de personas que cuestionaban mis decisiones, mentores que me hacían preguntas correctas. Para quienes emprenden en soledad, mi recomendación es que se rodeen de un equipo, de otras personas, asesores o amigos que les cuestionen.
Si le dieran a elegir para formar un equipo profesional, ¿preferiría a una persona emprendedora apasionada o una emprendedora pragmática?
Las dos son importantes. Cuando iniciamos un proyecto necesitamos gente apasionada, y lo que en creatividad llamamos gente divergente, es decir, personas que vean más allá del corto plazo. Pero también es clave incorporar la visión pragmática, ver qué podemos hacer o accionar en el corto plazo. Así que ambas cosas son importantes, tener gente que al principio pueda dar la visión, la tendencia, y al mismo tiempo es necesario aterrizar la idea.